Para poder entender la historia de las artes marciales coreanas, primero se debe entender su historia cultural, debido a que éstas reflejan la cultura del país. Por ejemplo, para hacerse un monje Zen en Corea, se debe vincular a un templo y convertirse en un novicio. Luego, el monje director elige su primer profesor. Con su primer profesor, el novicio recibe cierto tipo de entrenamiento. Luego, su profesor lo recomienda a otro templo, a un segundo profesor. Después de unos años de entrenamiento bajo su tutela, él le permite hacer un viaje alrededor del país. En su viaje, vive nuevas experiencias, como el conocimiento de otros profesores y enseñanzas. Después de completar este viaje, regresa al templo y continua estudiando hasta convertirse en un monje maduro. Con el paso del tiempo, recopila todas las enseñanzas de sus maestros, selecciona el que más le gusta, desarrolla sus enseñanzas y, finalmente, sé autoproclama como su discípulo. Este tipo de tradición se ha visto dentro de las artes marciales.
El segundo aspecto a tener en cuenta en las artes marciales, es el gran intercambio cultural con sus países vecinos. Geográficamente, Corea está localizada entre China y Japón, y ha servido por miles de años, como puente entre ambas naciones. La cultura china y japonesa se transmitieron a través de Corea y a su vez, ésta se vio influenciada por ellas y les transmitió su propia cultura. Este intercambio cultural se realizó a través de convenios pacíficos, guerras, invasiones y sometimientos. Debido a este tipo de contactos, la cultura coreana fue fuertemente influenciada por la de ambas naciones, dando como resultado el nacimiento de una nueva cultura que fue evolucionando a través del tiempo. Las artes marciales tradicionales de Corea fueron influenciadas del mismo modo por las de Japón y China, lo que dio origen al desarrollo de un nuevo tipo de arte marcial.
El tercer aspecto que se debe conocer con relación a las artes marciales coreanas, son sus técnicas. Éstas se dividen en 3 categorías (Mano vacía contra mano vacía, mano vacía contra arma y arma contra arma) Las artes marciales Coreanas tienen mucho en común con otras actividades físicas: aumento de fitness, adquisición de habilidades, actividades sociales, etc. Pero se distinguen en algo muy importante: muchos deportes occidentales potencian la competición y el afán de ganar, mientras el Hapkido, pone su énfasis en el conocimiento, mejoramiento y control de uno mismo.
El arte marcial Hapkido, combina aspectos deportivos con aspectos psicológicos, filosóficos e incluso espirituales. Según el estilo practicado, el aprendizaje incorpora elementos de filosofía oriental, meditación, disciplina y comportamiento ético. Se supone que el alumno debe trasladar estos aspectos no exclusivamente deportivos a su vida diaria.
"En el Hapkido, un profesor ha de ser ante todo un educador, debe ser un almacén de ideas que sepa transmitirlas alumno. No es necesario, como a menudo se piensa, que sea un gran competidor o que tenga un alto "Dan", esto lo único que le va a producir es una mejor propaganda que llegará más a la gente desconocedora del tema. Lo que debe tener es una gran capacidad para transmitir sus conocimientos, que por supuesto los debe poseer, de manera clara y con la adecuada progresividad, metodología, etc."
Resulta especialmente significativo apuntar el criterio de este autor, con el cual coincidimos plenamente, que no necesariamente una persona de alto nivel técnico (expresado por el grado Dan), ni un gran campeón, necesariamente puede ser catalogado como un buen docente. Ello estriba en que ambos casos solo se está demostrando la habilidad y capacidad para realizar movimientos o acciones con un alto grado de maestría (que es competencia de los atletas o alumnos), mas no guarda relación directa con las competencias profesionales relacionadas con el proceso de enseñanza y educación (que es propio de los profesores)
· Para considerarse competente en lo profesional es necesario combinar tanto conocimientos, habilidades y actitudes
· Para evaluar la competencia debe valorarse la movilización de los aspectos anteriores puestos en función de un desempeño, y no los aspectos en sí mismos.
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